Estamos en invierno, finales. Salgo de casa una vez mas en busca de mis sueños y tengo la buena fortuna de caminar frente al mar, en un día ventoso pero soleado, como acostumbra Palma. No puedo dejar de mirar las olas romperse ante mi y a un grupo de valientes dentro del agua, en bikini, en topless o en zunga (slip). Y me pregunto su nacionalidad, cómo soportan la temperatura del agua? Cuál será esa temperatura? Sólo se que sonríen, se los ve felices de estar en contacto con esa maravilla gratuita, que no distingue entre pobres y ricos, que está al alcance de todos. Yo me detengo unos minutos y los observo, disfruto junto a ellos, pero en mi piel algo más friolenta sigo esperando el verano para sumergirme en el Mediterráneo. Feliz martes! Gracias por leer.
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